2012/10/31

de brujas y etiquetas varias

Mujeres malvadas, horribles, acompañadas solo por gatos y arañas: brujas.
Mujeres sensibles, intuitivas, sabias: brujas.
Mujeres apasionadas, valientes, que no callan: brujas.

Las etiquetas se reparten y definen a quienes las colocan más que a quienes las reciben. Los nombres se pierden entre sustantivos comunes que denotan el nivel del espíritu y de cultura -en el sentido de conocimiento y cómo se aplica- de quien, para referirse a los demás, los emplea: indio, longo, cholo, puta, marica, bruja...

Entre aquellos términos que la gente, desde la ignorancia y la pobreza de alma, usa despectivamente para "tachar" a quien encuentra en el camino, me coloco la mayoría, pero resalto dos como mis favoritos: longa y bruja.

2012/10/30

puntos (finales) suspensivos

Un punto final es siempre un punto de partida. Eso de la circularidad es un eterno conflicto para mí; sin embargo, no puedo negar que lógica sí tiene eso de que el mundo, la vida, los seres cumplimos ciclos, empezamos otros, los cumplimos, empezamos otros...

Tengo frente a mí una puerta abierta, una ventana inmensa y uno que otro agujerito que me ofrecen múltiples posibilidades. A veces pienso en detenerme y lo hago, aunque el lapso es corto -más si no hay motivos/seres que me frenen con fuerte sutileza-: no puedo quedarme porque mi espíritu demanda libertad; pero no es fácil decidir, son muchos los caminos, el cielo es inmenso, a veces vuelo mejor en compañía, otras me falta el aire y necesito moverme solaconimgo.

Vuelvo al punto final: he enfrentado varios y ninguno ha sido tal. Algo, de una manera casi siempre imperceptible, se encarga de darle continuidad a las historias, de conectarlas con otras, de mantenerlas a salvo de ese lugar vacío al que he llamado "olvido". No sé qué vendrá luego, entre figuras geométricas y signos de puntuación, la existencia a veces se vuelve colorida, a veces se complica, a veces tiene sentido, a veces... 

Un punto final es un punto (seguido, dos puntos, puntos suspensivos, punto y coma) de partida.


2012/10/26

saudade...

Es peor que morderse la lengua, dicen, pero quizá es el morderse la lengua lo que causa tanta saudade. 

No sé callarme, incluso cuando decido callarme, si mis labios se quedan quietos, mis dedos saltan entre las teclas; si mis dedos se paralizan, me lleno de saudade y mis ojos se ponen tristes, muy tristes.

Hoy mis labios no se mueven, mis dedos saltan sin sentido y no saben decir lo que quiero: tengo saudade. 

Tengo SAUDADE (así, con mayúsculas) de una presencia tan cercana y prolongada que casi me definía, tengo saudade (esta con minúsculas) de una presencia breve que fue sol por un ratito; tengo saudade de mí en enero...

Sí, es por morderme la lengua y es peor, mucho peor que morderse la lengua.



2012/10/24

frío


palabras selladas
ventanas sin cielo
ecos eternos de viento

martillos como ideas
colores blanco y negro

silencio de todas las puertas
caricias polizonas en los sueños

tanto de todo
tanto de nada

tanto sin vos
sin voz

por vos
mi voz de vos

sol de invierno.




2012/10/22

es eso

viejas alas de mariposa flotan sobre la caja de Pandora
son ciertos los ojos huecos que están dentro


caminos hechos de caracoles petrificados, sin tiempo 

restos de palabras cuelgan de árboles muertos


es un charco de silencios tibios, de gritos vacíos, de abismos pequeños


2012/10/21

apuntes sobre el camino (de ida y vuelta)

un cielo inmenso, vestido completamente de azul, como no lo había hecho hace días, acompañó el inicio de un viaje necesario para dejar atrás cualquier vestigio de palabras huecas, de algún silencio, de la ira, de la melancolía, del miedo.

todavía en Quito, entre las montañas, vi con claridad cómo el sol se desperezaba y abría un ojo y otro, retrasando la llegada plena del día, casi como si no quisiera dejar que la luna se fuese -ella estaba todavía ahí, dibujando la sonrisa del Gato de Cheshire-. también yo sonreí, imposible no hacerlo con ese espectáculo con el que la vida me hacía sentir que estaba bien cerrar la puerta e irme, aunque sea por un rato, para olvidar a los más mortales habitantes de este espacio sin tiempo.

confieso que me dormí más de una vez (no había estado ni tres horas en la cama y ya tuve que despertar), pero de cuando en cuando abría los ojos y alguna imagen hermosa me acariciaba el alma: montañas de tamaños y colores varios, árboles inmensos, flores, plantas creciendo hasta en los techos, gente haciendo suyo mi camino... solo el frío y el sueño me obligaban a desconectarme por momentos de ese regalo para los sentidos.

siempre amé cada rincón de Imbabura que puede conocer, es una provincia bellísima, desde el más pequeño de sus lagos hasta el más grande ser humano que la habita; pero a Carchi nunca le había prestado mucha atención: para mí era solo un lugar de paso, un sitio en la frontera norte, nada más. esta vez miré con atención, respiré profundo su aire, me dejé seducir por los cachetes rojos de sus niños y el cantadito de quienes iban y venían por el parque central de Tulcán. ¡qué maravilloso me pareció el paisaje de Carchi!, no sé si es común, pero el cielo ayer era especialmente bello ahí, las pocas nubes que lo decoraban eran tan blancas, tan dibujos de seres mágicos, tan cometas que invitan a volar...

en Ipiales no encontré algo nuevo: las calles son las mismas, las tiendas son las mismas, la comida es la misma; pero ese era el destino del viaje, así que había que rescatar algo de magia de entre el tumulto de compradores que día a día -y los fines de semana especialmente- cruza la frontera para intentar estirar sus dólares y abastecerse de ropa, comida, útiles escolares y muchas, pero muchas golosinas. no fue tan difícil: esa magia estaba en la ausencia de señal en mi celular, en el caminar libre, sin preocuparme de llegar a algún lugar a la hora fijada por alguien más; ninguna de las cosas que me ofrecieron los vendedores, ninguna de las cosas que compré, ningún objeto comerciable sobre la Tierra se compara con la sensación de ser dueña de mis pasos, de mis momentos, de la seguridad de caminar en compañía de la gente que me importa y a quien le importo.

el camino de vuelta se hizo eterno, el cansancio físico hacía que cada kilómetro fuese mucho más largo, pero no dejó de sorprenderme esa manera de abrigar los instantes que tiene la naturaleza. el atardecer fue deslumbrante, jamás pensé que en pleno invierno, entre las montañas, el sol se pondría así de bello y generoso: compartió la fuerza de sus tonos naranja con las nubes y montañas que estaban cerca, por si se animaba a cobijarse y dormir de una vez por todas, dando paso a la reina absoluta de la noche, su luna amada.

entre estrellas y nubes casi invisibles, la luna se dejó ver una vez más en su esplendor: hermosa como solo es ella, brillante, hechicera. en el Juncal, como yapa de los ovitos y pepinos, muchas sonrisas amables se juntaron con todo lo que acumulé en mi bolso a lo largo del día. la última parada, antes de volver a casa fue en Otavalo, para recargar las pilas y sentir la energía buena de sus calles tranquilas.




2012/10/19

clic

lo simbólico suele carecer de importancia para mucha gente, quizá para la mayoría, pero hoy comprobé que un solo "clic" puede significar una gran diferencia.

luego de darle vueltas al asunto por un par de semanas, decidí romper el último hilo que quedaba de un enredo que en mi vida no fue más que eso. bastó con recordar que si en la realidad existen formas de tomar distancia con las personas que queremos lejos, en el mundo virtual eso es mucho más fácil: "bloquear" se llama el maravilloso botón -virtual- que lo permite.

alguien me dijo hace tiempo que nada es coincidencia, no sé si es así siempre, pero hoy fue cierto. apenas pulsé el botoncito aquel, sonreí y tuve ganas de escuchar música, de cantar, de bailar. salí de la oficina, miré al cielo (anoche lo hice, buscaba a la luna, ella estaba dibujada como una imagen borrosa por las nubes que la aprisionaban...) y una sonrisa brillante, esa que siempre me recuerda al Gato de Cheshire, estaba confirmando que hice lo último que necesitaba para dejar a esa sombra que hasta ayer se había posado en mis ojos.

la decepción y la pena por quien ahora carga con esa sombra flotan en algún lugar del espacio; a mí me queda la misma paz que tenía hace unos meses, la honestidad con la que hago, digo, siento. nada me ata ya a ningún triste personaje, hoy -como siempre- vuelo.


un sol que no es sol

hay un sol que no es sol, nubes que solo son agua: no tienen forma ni viajan. hay un azul que no se anima a mostrarse... 

la gente habla de muchas cosas, la gente no dice nada. afuera hay sonidos de máquinas vacías, de un viento que sopla como si tratase de apagar espíritus. se escuchan puertas que se cierran para que todo se quede dentro, para que todo se quede fuera.

yo sé lo que pasa. el mundo decidió volverse vos: tan indefinido, tan inconstante, tan absurdo, tan carente, tan poco todo, tan mucha nada.


2012/10/16

mi piel nueva

Si he de escribir en tu piel, será un poema surrealista: palabras que dibujen sueños y desgarren las entrañas de la ira. Un cuento en el que mis labios sean los protagonistas. Una historia eterna que se reinvente en cada letra.

Si he de dibujar en tu piel, será con los colores de mis dedos y mi lengua. Figuras abstractas, símbolos orientales, libélulas. Siluetas en claroscuro, duendes, nubes y estrellas. Líneas infinitas, liberadoras, como el hilo de Ariadna, como mi cable a tierra.

Si he de mirarme en tus ojos, si he de abrigarme en tu abrazo, si he de acariciar tus palabras será para hacer de tu piel mi hoja en blanco, mi lienzo, mi piel nueva.


cuestiones geométricas

No me gustan las líneas rectas, son demasiado predecibles, aburridas, limitantes; sin embargo, siempre me negué a aceptar la posibilidad de que la vida fuese un círculo (es que un círculo, digan lo que digan los entendidos en cuestiones geométricas, es una línea recta mal formada: igual de predecible, aburrido y limitante). 

Yo sé bien que la vida es un espiral ¡y yo amo volar en espiral!, lo malo está en que esta vez el espiral es tan casicírculo, que empiezo a sentir claustrofobia, tan casilínearecta que me provoca romperlo en un par de puntos para que al menos sea un zigzag.

2012/10/15

cosas que me dice el agua...

Cada gota dibuja una letra y escribe una historia que finjo no leer, pero aquí está:

Vos estás ahí, tratando de convencerte de que no haces mal, intentando definir si lo que buscas es lo que quieres o solo te dejas llevar por los impulsos de tu vanidad. Estás solo: las mentiras (las que dijiste, las que quisiste creer, las que nacieron de tu silencio, las que ya no te dejan respirar) han formado un cerco alrededor tuyo y no sabes cómo escapar... 

Puedo extender mi mano, puedo liberarte y devolverte el aliento, pero no sé si quiero: ya no sé si me aliviará volver a ver tus ojos, jugar con tu pelo y danzar entre tus manos... Creerte, abrir una puerta y dejar que pases puede ser un salto mortal.

No conozco el fin de esta historia, es que cada vez que le pongo punto final, te encargas de transformarlo en puntos suspensivos y escribes una, dos, diez líneas más; solo tengo claro que hay cosas que no se pueden borrar, así que -por el momento- no te nombro ("quien nombra llama").

2012/10/11

el paraíso en un charco

Caminábamos bajo la lluvia, ¿te acuerdas? Yo tenía el pelo muy largo, tanto que se volvía cascada con todas esas gotitas que no paraban de llegar... 

Un charco era un paraíso: me tomabas de la mano y saltábamos sobre él (entonces el mundo se detenía, los autos se evaporaban, la gente dejaba de respirar), luego seguíamos cantando, riendo, bailando, intentando descubrir el milímetro cuadrado de nuestra piel que el agua no había besado...

Solo vos sabías vivir los juegos con la intensidad con la que yo lo hago; solo vos entendías las palabras que gritaban mis ojos y mi lengua dibujaba... 

Me fui, te fuiste, ya no hay juegos ni palabras, pero queda esta lluvia que susurra y me abriga el alma.


2012/10/09

mi memoria está llena de voz y vos

la piel de mi memoria está hecha de sonidos: tu voz, su voz, la voz de nadie... a veces hallo heridas: las lamo y les susurro un cuento. 

los ojos de mi memoria brillan con luz de silencio: todo lo que no dije con los labios pero grité con el cuerpo, los espacios negros que nunca llenaron las palabras de los que callan por miedo.

mi memoria vuela entre gotas de lluvia e instantes en blanco y negro. 

hoy, mi memoria eres vos.


gentenada

gente amarga de lengua dulce. gente diestra para mentir: gente siniestra.

nada es más real que su falsedad, nada es lo que deja cuando se va: gente que rompe al acariciar, gente perversa.

alma de estiércol, mirada de metal envuelto en terciopelo: gente hundida en su miseria.

gente vacía, gente inhumana, gente sin huella, gente con máscara, gente sin cara: gentenada.



2012/10/07

Kahlo

Mariposa con alma de luna, amante de la Muerte, poeta de los colores que nadie ve. 

Paloma cautiva en los ojos de un Elefante: mujer eterna, mujer Frida.



todo se vuelve humo


(texto escrito a propósito de los incendios forestales en Quito)

Solía perderme mirando el fuego, me extasiaba verlo danzar, a veces tenía ganas de acercarme más y más: algunas veces lo hice y quemé mis dedos...

Hoy siento una tristeza tan grande, llueven cenizas: el fuego se está tragando la vida de la ciudad, su danza es cruel en extremo... ¿qué haremos sin cada una de las hojas de cada uno de esos árboles que ahora están muertos?

muero un poco más cada segundo, muero de pena y de cenizas en mi pelo.

2012/10/02

Trazos trashumantes en dosis diarias (si Alberto está de humor)


(Texto publicado en la revista IN de Lan, julio 2012)


Alberto Montt creció entre libros de Fontanarrosa, el amargado Olafo, la pequeña y sabia Mafalda, el ocurrido Condorito y el clásico Charlie Brown; primero disfrutaba de las historias, luego llenaba cuadernos dibujando a esos seres que lo estaban llevando de la mano al mundo de la caricatura.


Quizá porque no se considera un buen dibujante, prefiere crear personajes con rasgos exagerados, apenas perfilados con tinta para luego escanearlos, darles textura, colores y voz propia en el mundo virtual. Las redes sociales han cumplido un papel muy importante en la difusión de su obra, pero es Dosis diarias, su blog, el mejor medio para acceder a sus caricaturas.


Nació en Quito, ciudad en la que vivió durante 25 años y donde estudió Artes Plásticas y Diseño Gráfico, ilustró dos libros para niños y las páginas de algunas revistas. Viajó a Santiago en 1998, desde entonces es ahí donde reside; en su “periodo chileno” fundó el colectivo Siete Rayas y sus obras se han publicado en varios medios del país del vino. Tras el lanzamiento en Buenos Aires de ¡Mecachendié! -su más reciente libro- bajo el emblemático sello de Ediciones La Flor, piensa en radicarse el próximo año en esa ciudad, pues siente que el público argentino recibe muy bien su obra y el cómic tiene ahí un espacio importante, cosa que aún no sucede en Chile ni en Ecuador.


Montt define a su oficio como “un ejercicio de drenaje y libertad” que le permite estar en contacto consigo mismo, pues es “una herramienta de comunicación que conecta, al mismo tiempo, la mente y el espíritu”. La ilustración es para él, a la par, el vínculo entre su universo personal y el mundo exterior, un puente que le brinda “la posibilidad de complementar y aportar conceptos a un texto acompañándolo emocionalmente”.