2014/11/22

sin título, sin aire, sin suelo...


Lo mío con los perros era fobia: por más pequeño que fuese el animalito, sentía contraerse todo mi cuerpo, una angustia grande se apoderaba de mí, su ligera cercanía me producía una inquietud enorme... Ese miedo que duró hasta hace algunos años ha ido volviéndose respeto y cariño por los peluditos: ya no solo mantengo mi ritmo respiratorio cuando se acercan, ahora incluso los acaricio, juego con ellos.

No sé si tengo otra fobia, pero en mi lista de temores debe haber muchos otros menores, algunos quizá necesarios, y entre esos hay uno más grande que mi fobia a los perros, uno que se manifiesta con la misma intensidad, aunque desde dentro. Me inunda los ojos, me seca la garganta, me sella los labios y me obliga a encerrarme en mi cuarto, a meterme debajo de la cama (o al menos entre las cobijas). Este miedo enorme me pone de malas con el mundo, me hace lucir como roca: fría, dura, inmóvil, ajena a la vida que intenta rodearla y adherírsele. Ese miedo, este miedo inmenso que ahora siento tiene que ver con los que amo, con su dolor y el mío, es también ira, impotencia, angustia, hielo y fuego en la cabeza, en el corazón.

Y no, no estoy venciendo ese miedo al escribir esto, es solo un intento de escapar de él, de racionalizarlo, de volverlo un texto sin sentido que pueda borrarse luego...

Estoy aterrada de esa cueva oscura en la que se convierte mi cabeza para mi alma, pero también me asusta salir de este encierro...

2014/03/31

dicen que la vida es sueño...


para escribir todos los sueños de estas noches debo contar que las ovejas se escondieron.

diré que puedo dibujar a la perfección ese olor que el viento deja colgado en la ventana cuando olvidé nombrarte en algún pensamiento.

debo guardar los detalles, porque nos quieren adivinar los seres de tiempo, pero confieso que en todo está la historia que construimos con granos de arena, yerba y trozos de cielo.

voy a escribir los sueños de estas noches en las paredes (esas que solo nosotros leemos), en las olas del mar que nos corre dentro, en los silencios en los que nos decimos todo, en las fotos que nos retratan sin que nadie más pueda vernos.


2014/03/19

Seda

¡Gracias, Alessandro Baricco!



Caracteres japoneses.
Tinta negra.
Un papel doblado y escondido en la maleta.

Regresad o moriré.


Él lleva grabada en la piel la mirada de una mujer sin voz, sin tiempo, sin un nombre siquiera.
Ella se calla, pero su voz de terciopelo le pide en cada partida que vuelva.

Él cabalga, navega, camina para reencontrar esa mirada.
Ella se queda juntando los días para recobrar el sentido de su vida.


Regresad o moriré.

Él descuelga al amor que ha sido ahorcado en un árbol y, con las manos vacías, regresa.
Ella lo mira, lo abraza, lo abriga con su alma y calla, calla más.


Caracteres japoneses.
Tinta negra.
Siete hojas de papel de arroz guardadas en la chaqueta.

Sigue así, quiero mirarte
son hermosas tus manos, he soñado con ellas tantas veces
no debes tener miedo, estoy cerca de ti, ¿me sientes?
esto es la seda, ¿la sientes?
tendrás mis labios, cuando te toque por primera vez será con mis labios
tal vez sea en tus ojos
tal vez sea en tu sexo
mi saliva descenderá por tu piel
hasta que al final te bese en el corazón, 
morderé la piel que late sobre tu corazón
y con el corazón entre mis labios tú serás mío de verdad
mírame, soy yo
quién podrá borrar este instante que sucede
tus dedos en mi sexo, tu lengua sobre mis labios
quién podrá borrar esto
veo tus ojos que buscan en los míos
no hay final, no acabará
nadie podrá borrar este instante que sucede
no queda ya tiempo para huir ni fuerza para resistirse
tenía que ser este instante, y este instante es


Él flota, se entrega a la vida tranquila, a los años y a Ella.
Ella es feliz, pero su felicidad es pequeña, porque sabe que no es Aquella.



Ella muere en marzo, un día en que llovía. No nos veremos más, señor.

Él, Hélas.




2014/03/10

87 años de soledad


87 años y algunos días... aún quedan 13 años para completar los 100 de soledad, para que en ti lluevan miles de flores amarillas. La gente te llama Gabriel, pero eres tú, desde siempre, José Arcadio; eres el descubridor de la belleza del hielo, el loco admirador de los gitanos, el creador de ese mundo maravilloso y disparatado en el que solo al final de la historia se supo que era cierto: del amor entre primos nacen niños con cola de cerdo.

Aracataca (nombre que pronuncio como un suspiro) se llenó de nieve una madrugada, cuentan los sabios, para que hallases un rastro de sangre en ella; seguiste ese hilo rojo, eterno, que te estaba llamando con la voz de todas las vidas y al final encontraste un tintero: dibujaste putas tristes, un manicomio sin teléfono, el fondo oxidado de una lata de café y una mata de cabello rojo de la que nació una niña de espíritu negro. Contaste las historias de tus abuelos, pero las volviste tuyas con cada palabra que paría tu pluma (pluma fecunda la tuya, y aunque dicen que está cansada, ojalá siga pariendo).

Y ahora le pones cartelitos con sus nombres a las cosas, parece que se te ha escapado el sueño... ¡no te rindas, viejo hermoso! Melquiades está por volver, "no es vida para mí la muerte", anda diciendo; seguro te traerá un invento nuevo y Úrsula se aburrirá de ser una pasa, tendrá ganas de enfrentar de nuevo al mundo y escaparse contigo a fundar una Macondo a prueba de huracanes. ¡Vamos, Gabriel José de la Concordia! ¡José Arcadio García Márquez! hay muchos Buendía huérfanos buscándote en esta tierra, las mariposas amarillas se están olvidando de volar; ¡no te rindas! por favor, escribe, América Latina necesita reencontrarse en tus letras.

2014/03/08

Para estrenar un final nuevo



Podría bailar todas las lunas al rededor de tu ombligo, dibujarme en el espiral infinito de de tus rizos... 
Y no. 

Te has envuelto en un silencio lento, que te convierte en sombra entre la neblina, esa neblina que me acaricia en los sueños que dejé en tus manos mías.

Busco un trozo de luz para enviarte mi grito -quizá el último- colorido. Miro a tu ventana y sé que no me alcanzan los pies para correr esa distancia infinita y tan cercana. 

¿Ves? Estoy. No tengo miedo, pero ya no repito historias, mi cielo. 
Si te reinventas me llenaré de ti y pariré un inicio eterno.


8 de marzo


Es un tema de reivindicación, sí. ¿Pero quién, en qué espacios, cuándo y hasta cuándo debe reivindicarnos? La demanda de igualdad no puede ir huérfana de esfuerzo, de méritos propios, de conquistas más pequeñas, más cotidianas. Somos seres completos y muy complejos, con características físicas, emocionales e históricas diferentes a las de otros seres de género masculino, de otra especie animal y, seguramente, de otros lugares del Universo: el punto de partida para nuestro empoderamiento es entenderlo y asumirlo.

El no aceptarnos diferentes en esencia es, a mi juicio, lo que nos detiene en luchas disparatadas (esto también a mi juicio y riesgo)... Buscamos que el idioma nos descubra (o nos cubra) e inventamos palabras que no dicen más ni menos que sus equivalentes neutros: lideresa, gerenta, concejala, poetisa  (detesto esta última en particular: minimiza, excluye, ridiculiza). Y lo peor: condenamos a "las otras" por no querer revolucionarse, revolucionar su entorno y dar su "salto feminista" (es un mea culpa esto, porque no logro entender la sumisión y el desapego a la vida propia, una vida construida en función de una misma aunque sin desligarse del resto).

Aceptarnos frágiles en ciertos aspectos no es reconocernos inferiores: es reconocernos humanas. Potenciar nuestras habilidades y fortalezas con la guía o compañía de un hombre no nos vuelve dependientes, nos vuelve sabias. Llorar, sonreír, seducir, dejarnos seducir, recibir una flor no son traiciones al género, al contrario, todo eso es ser coherentes con esa sensibilidad tan nuestra y tan válida al relacionarnos con "otros y otras".

Es fundamental debatir sobre temas como la violencia intrafamiliar, el aborto, el acoso callejero o laboral, la equidad en remuneraciones y condiciones de acceso a educación y empleo. Demandar acciones y resultados en todos estos ámbitos, también. Pero no desvirtuemos nuestro feminismo, nuestra "lucha progénero"  en pos de una "lucha de géneros".

2014/02/26

#PazParaVenezuela #MujeresPorLaVida


26 de febrero de 2014

Hoy se nos pidió vestir de blanco a las mujeres que valoramos la vida, que buscamos justicia, que queremos paz para Venezuela. Entre todos mis ropajes, yo escogí vestirme con estas letras blancas y gritar con la piel expuesta ¡NO ESTÁS SOLA, VENEZUELA! Y no, no es cuestión de ideologías, de izquierdas o derechas; es cuestión de humanidad, de compasión (com passio = compartir lo que el otro siente), de lealtad conmigo misma.

Jamás he estado en Venezuela, no tengo familiares ni amigos cercanos viviendo allá, pero me duele la angustia reflejada en cada letra que se cuela por hendijas que no ha logrado taponar la censura. No conozco a muchos venezolanos; pero más allá de sus rostros o nombres, me conmueve infinitamente la lucha de los seres humanos que se juegan la vida a diario para ser escuchados, respetados, para poder moverse en sus espacios con seguridad.

Quizá desde este país bolivariano, desde mi Ecuador, no se perciba con claridad el infierno por el que están pasando en Táchira, en Caracas, en Valencia y en cada rincón de Venezuela, pero el eco de las voces de los estudiantes retumba en nuestras calles y yo no quiero ni puedo taparme los oídos. 

Por ellos, los jóvenes que despertaron al pueblo entero, por las mujeres y hombres que no se rinden, por los niños que merecen una patria justa, segura, democrática ¡ESTOY CONTIGO, VENEZUELA! 


2014/02/11

Cronopio de cronopios



Hace 30 años que dejaste de morir, querido Julio... (cómo me gusta encontrarte una y otra vez en tus palabras).



Tal vez mañana me vista con flores amarillas, o me columpie toda la mañana en un saxofón. 


Tal vez me sienta un poco Maga o emprenda un viaje por la Autopista del Sur. 


Tal vez vuelva a escucharte al caer la lluvia -aunque no llueva- y repita contigo "Adiós, gotas. Adiós".