2023/08/04

De silencios y palabras

Entonces me callé para no escucharte, porque entendí que la voz te la doy (o no: tú me la arrebatas y así finges que son tuyas mis palabras) hasta parecer que soy solo un eco. Con el silencio llegó la confirmación de lo que hemos sabido siempre: me detestas por no asumirte como centro, por negarme a ser tu objeto, por ser cada vez más yo-a-pesar-de-ti.

Y aquí estoy, escribiendo –que no escribiéndote–, contándome que hice bien en mantenerme a salvo en mis intentos de salvarte de tu sombra (quizá más que nobleza lo mío es necedad, lo sé). Me cuento además que contigo no cuento, y eso lo supe también siempre, pues tu estar intermitente depende de las demandas de tu ego.

¿Sabes que he hecho con tus esfuerzos constantes para convencerme de que estoy mal y de que no me quiero?, pues los he ido juntando en un frasquito que uso de pisapapeles, porque también colecciono tus papeles de víctima, de persona genial o de personaje cariñoso y bueno.

En fin, ahora tengo sueño y siempre, pero siempre, tengo muchos sueños (y no lo digo para acrecentar tu insomnio, pero serán efectos colaterales, creo).

Eso es todo. Buen viento y mucho cielo (para mí, porque yo sí lo merezco).