2024/03/17

 Los cielos

Los sueños Los suelos Los miedos El sinsentido de los espacios llenos El aterrador encanto de los vacíos Todo lo que suelto y rebota Todo lo que me enreda los labios Todo lo que me arranca las manos Cuántico desparpajo de un petirrojo sin alas: autólisis del espíritu

2024/02/22

El texto aquí redactado previamente ha sido borrado. 
Creatividad y capacidad de redacción fuera de servicio. 
Intente más tarde (no sé qué, pero usted sí, así que dele, inténtelo).


Atentamente,
La gerencia

2023/12/06

Hemos roto los silencios, una y otra vez, para recordarnos que existimos.

Ya no hablamos, gritamos cada tanto, pedimos auxilio; que nadie va a salvarnos responde el eco del abismo.


El plural, voz de la necedad o del descuido: no hablamos, no gritamos, no (nos) recordamos ni existimos.

Si alguien ha de salvarme seré yo, entre ecos de silencios abisales, silencios reconstruidos.


2023/08/04

De silencios y palabras

Entonces me callé para no escucharte, porque entendí que la voz te la doy (o no: tú me la arrebatas y así finges que son tuyas mis palabras) hasta parecer que soy solo un eco. Con el silencio llegó la confirmación de lo que hemos sabido siempre: me detestas por no asumirte como centro, por negarme a ser tu objeto, por ser cada vez más yo-a-pesar-de-ti.

Y aquí estoy, escribiendo –que no escribiéndote–, contándome que hice bien en mantenerme a salvo en mis intentos de salvarte de tu sombra (quizá más que nobleza lo mío es necedad, lo sé). Me cuento además que contigo no cuento, y eso lo supe también siempre, pues tu estar intermitente depende de las demandas de tu ego.

¿Sabes que he hecho con tus esfuerzos constantes para convencerme de que estoy mal y de que no me quiero?, pues los he ido juntando en un frasquito que uso de pisapapeles, porque también colecciono tus papeles de víctima, de persona genial o de personaje cariñoso y bueno.

En fin, ahora tengo sueño y siempre, pero siempre, tengo muchos sueños (y no lo digo para acrecentar tu insomnio, pero serán efectos colaterales, creo).

Eso es todo. Buen viento y mucho cielo (para mí, porque yo sí lo merezco).

2023/07/19

Leí Betibú hace algunos meses…

Confieso que me he distraído. Entre trabajos, achaques y otras lecturas, he postergado esta suerte de reportes que decidí hacer creo que desde la pandemia. Y sí que se complica escribir la reseña de un libro con meses y otras obras de por medio, pero igual lo voy a intentar. 

Empiezo con lo obvio para quienes ya conocen a la autora: no cabe duda de que Claudia Piñeiro sabe contar historias policiales, tal como Nurit Iscar, la protagonista de su novela Betibú. En esta obra la realidad de la Argentina contemporánea se asoma entre líneas y le da una verosimilitud que la vuelve más atractiva. A diferencia de lo que suele pasar con otro tipo de narraciones, hay detalles que el lector puede deducir y comprobar unas páginas después sin saborear lo rancio de lo predecible, pues quien lee es parte del equipo de El Tribuno, el diario para el que trabajan Betibú (Nurit), Jaime Brena y "el pibe de Policiales", así que es su deber encontrar pistas, atar cabos y establecer teorías que permitan resolver los crímenes.

Ahora bien, si el vínculo con los personajes nos convierte a los lectores en nuevos habitantes de esas páginas, me siento obligada a reclamar una continuación de la historia, aunque sea un epílogo en el que se expliquen los motivos del verdadero culpable y si –en efecto– la mente (y la mano) detrás de todo es quien parece ser: también estas sospechas y conjeturas merecen confirmación o una narración que exponga la respuesta correcta.

Finalmente, me separo un poco del rol de lectora-personaje para mencionar lo fascinante de la casualidad con que llegan ciertos libros a cimentar circunstancias o procesos: desde hace un tiempo he leído mayoritariamente a mujeres, sin haber puesto atención a este detalle al momento de escoger las obras, y en muchos casos los textos han estado vinculados con el ejercicio de la escritura literaria y periodística. Aunque Nurit Iscar es un ser ficticio, ahora forma parte de las mujeres que me han incentivado a reflexionar sobre el porqué, el para qué y el cómo de la escritura: gracias por esto, Claudia.