2023/05/06

Sobre El peligro de estar cuerda

 "Siempre he sabido que algo no funcionaba bien en mi cabeza", pero no sé si es algo excepcional o ya casi una generalidad en este mundo enloquecido en demasiadas formas. No puedo afirmar que mi mente funciona dentro de todos los parámetros que otras personas pueden llamar "normal", lo que sí tengo claro es que la gente cuerda es ordenada, de ahí que no sé si me pueda incluir en ese grupo selecto. O tal vez, más allá de algunos cortocircuitos, yo sea de las cuerdas desordenadas (en la sección aspectos varios y, con énfasis, en la sección tiempo). ¿A dónde voy con esto? Pues es un intento flojo de introducir el comentario sobre un libro y, a la par, justificarme por hacerlo meses después de haberlo leído.

Escribir sobre lo que leo se volvió una costumbre que me es útil para enfrentarme a cada obra desde un ángulo distinto: ya no solo recorro las letras de alguien, como en la lectura, sino que busco letras propias para "aterrizar" ese recorrido y mi reflejo en ambos procesos. Lejos de ser una crítica junior, soy una escribiente a la que libros como El peligro de estar cuerda, de Rosa Montero, le generan un oleaje interno que es tan terapéutico como el mismo ejercicio de escribir sobre ellos o cualquier otro tema. En suma, me pasa lo que Rosa describe, pues también creo que los escribientes "tenemos la intuición, la sospecha o incluso la certidumbre de que, si no escribiéramos, nos volveríamos locos, o nos descoseríamos, nos desmoronaríamos, se haría ingobernable la multitud que nos habita. Sin duda sería una existencia mucho peor", ¿por qué?, porque "para la mayoría, seamos buenos o malos, la escritura es un esqueleto exógeno que nos mantiene en pie".

Imagino que, con lo dicho en el párrafo anterior, queda claro que lo que me produjo la obra va más allá de un "me gustó". Sin ser escritora, me intuí cercana a varios pasajes que quizá puedan perturbar un poco a algún otro lector, pero a mí me significaron respuestas posibles, umbrales que me dejaron ver un poquito más allá, en doble vía: eso siempre será bueno. Y no es que este sea un libro de "autoayuda" ni cosa que se le parezca, es un compendio de anécdotas de la autora y otros escritores, de datos científicos, de reflexiones, de ideas que han ido madurando en las miles de páginas que Rosa Montero leyó, escribió e imaginó; todo en torno al oficio de escribir con intención artística que, como lo deja ver la obra, en muchos casos se asocia con mentes equilibristas no siempre equilibradas. Y creo que en este punto es importante mencionar un dato importante: además de escritora, Rosa es periodista y estudió Psicología, así que todo lo que menciona en su texto tiene el peso (en el mejor de los sentidos) de ese bagaje que se suma al de los años tan intensos que ha vivido.

"La vida es un sueño diminuto, un espejismo de luz en una eternidad de obscuridades", "los humanos somos una pura narración, somos palabras en busca de sentido" y "el yo es un garabato fugaz, una estela de humo que va mudando de forma constantemente", de ahí que volver a nuestra esencia (los sueños, las palabras: los libros) sea de lo poco que aún pueda salvarnos de un paso adelantado e innecesario hacia esa eternidad.