2021/12/13

Día de lluvia

Hoy desperté llorando, con una sensación de angustia, de tristeza profunda, y sé que fue por mi sueño, pero no recuerdo qué soñé… Hoy (que en términos estrictos ya es ayer) llovió todo el día y también yo llovía mientras me alistaba para salir a almorzar y pasar la tarde con algunos de mis amigos más queridos: escampé un ratito (gracias a los cinco). Hoy terminé el día viendo una serie en la que uno de los personajes se despide de su mamá en el hospital y, a la par, seguí lloviendo porque viví esa escena, porque mucha gente no pudo vivirla por esta peste que no acaba, porque quisiera que el motivo por el que lloro fuese solo un sueño.

Aunque dicen quienes saben de astros que el que me rige es el Sol, suelo llevarme bien con el frío, con la llovizna y con la niebla; el problema es que si llevo las nubes por dentro, me cuesta mucho hallar fuerza para abrir los ojos, levantarme de la cama, vestir algo que no sea pijama, sonreír no solo con los labios, hablar. Hoy desperté llorando, nublada, lloviendo, extrañando como loca a mi paraguas, mi parasol, mi abrigo, mi alma; hoy –como siempre, pero un poquito más– extraño a mi mamá.

Y sí, sé que es un proceso, que este dolor no pasará nunca pero se irá transformando, por eso me permito llover, escribir sobre la lluvia para llorar más, porque si lluevo con letras y lágrimas tal vez las nubes pasen, tal vez la niebla me deje ver más allá y pueda recordar que este hoy ya es ayer, que mañana ya está aquí y no hay tormenta que me pueda, porque aunque me rompa y me desarme, mañana-hoy-siempre (con lluvia, sol, viento o niebla) llevo conmigo siempre a mi mamina adorada.

Hoy ya es mañana y va pasando la tormenta, cosa buena porque sea cual sea el clima hay que trabajar.



Gracias, ma.

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