2022/05/08

El día de las madres sin la mía…

 Como siempre, tengo mil ideas dando vueltas en mi cabeza y una gran dificultad para ordenarlas, pero necesito escribirlas, como surjan, porque sé que seguiré cargando con ellas, pero tengo la esperanza que anotándolas aquí tal vez se vuelvan menos pesadas…

Ya pasaron siente meses y diez días desde que mi mami murió; siete meses y nueve días desde que dejamos su cuerpo en un cementerio…, la última vez que la toqué fue en la funeraria, poco antes de que empiece el rito de despedida, y el frío que sentí en la punta de mis dedos no se parecía a ningún otro, entonces entendí que solo la ausencia de alma puede helar así: mi mami ya no estaba ahí. Quizá esta certeza fue la que alivió la angustia de la lapidación: no habría podido soportar la tortura de creer que mi mami estaba encerrada en una caja y que la dejaríamos tras una pared para siempre.

Mi mamita ya no habita un cuerpo, no está en una caja, no la encerramos en una tumba oscura y helada: esto es lo que yo creo, esto es lo que impide que me vuelva loca del dolor que ya es demasiado grande por su ausencia, y en esto se origina mi perturbación cuando alguien dice que va a llevarle flores o a visitarla o "a donde tu mami" cuando va al cementerio. Por supuesto, sé que cada uno transita su tristeza como puede, lo que a mí me rompería aún más es quizá un poquito de consuelo para otras personas: ir a dejar flores, visitar una tumba puede ser una forma de sentir alivio para quienes ven la vida (la muerte) de otra forma. Y, a pesar de mi convicción o creyéndome fuerte justamente por ella, hoy fui al cementerio.

¿Qué hacer, a dónde ir cuando el mundo celebra el día de la madre y la mía ya no está? ¿Cómo sobrellevar sin ella una fecha que antes era tan linda? ¿Cómo despertar, además, el lunes sin correr a abrazarla por su cumpleaños? No tengo respuestas. Gente querida (o no tanto) me sugiere recordar solo cosas bonitas, los momentos buenos, la época en que mi ma estaba y estaba sana; no ha faltado quien me diga que debo ser realista, aceptar las cosas como son, pensar en mí y seguir con mi vida…, pucha, pero la gente querida (o no tanto) no entiende que no soy así de racional, que no puedo escoger qué pensar, que no programo mis emociones ni me interesa reproducir vivencias ajenas. Por esto fui al cementerio (y para acompañar a mi papi y a mis hermanas, y para dejarme acompañar por ellos y por mis tías), porque no tengo respuestas, porque no sé qué hacer, porque cuando creo estar mejor me derrumbo de nuevo, porque hace poco estuve en la playa y le traje una conchita a mi mami (siempre las recogía cuando caminábamos por la orilla del mar), porque ya no puedo darle ni esa conchita ni un abrazo ni nada, porque no puedo visitarla a ella y no me queda más que visitar una tumba fría.

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