2021/08/05

Para no despertar demonios, los despierto

 Hoy pienso en los que no están, no hablo en términos metafísicos, en los que se fueron abiertamente y en los que dicen cada tanto "estoy, siempre estoy" y mienten. Hoy pienso en las veces que yo misma me fui, de mí, de los otros, y en las veces que no he podido irme por más que lo he necesitado angustiosamente.

Estoy parada en un camino que parece no tener salida, no puedo retroceder, no debo, avanzar es algo que no recuerdo cómo hacer, pero no hace falta: este camino es una banda de aeropuerto, me lleva sin que yo haga más que respirar (y con dificultad, a veces contra mi voluntad). Estoy parada quietecita, como para no despertar a los demonios, pero la vida me sacude con violencia, quiere que grite con todas mis fuerzas y yo tengo los labios sellados.

Hoy pienso en los que no están, en los que quisiera estén pero no están. Hoy pienso en mi ausencia constante, en mis huidas, en mis torpes intentos de regreso. Hoy pienso en las voces que me aturden desde sus silencios, en el silencio mío que dice tanto aunque nadie más pueda entenderlo.

Estoy parada en la banda de aeropuerto y mis piernas no resisten más. Estoy cansada, quiero dejarme caer, quiero hacerme bolita y sellar también mis ojos y oídos por un momento. Quiero dejarme caer pero mis piernas cansadas son también necias: ni siquiera se doblan un poco, no se mueven, no se separan la una de la otra y ninguna del suelo.

Hoy entiendo que el camino está, que estoy conmigo, que quienes están cuentan, que las ausencias son crédito a favor. Hoy entiendo, siempre entiendo, pero no me sirve de mucho hacerlo, porque pienso en los que no están y me quedo parada en este camino-banda de aeropuerto.

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