Enroscada en los silencios de la Luna entera, me pregunto cuánto de eco es lo que presiento a lo lejos (lejos: distancia elegida por el bondadoso tiempo).
Que sean realidad mis palabras, tanto como mi silencio: a ese eco lo doy por cierto y abrazo su palidez sin miedo, beso su frente tibia y lo suelto con un mensaje bordado a fuego.
Que se calme tu mente.
Que sepa hallarse tu espíritu.
Que tu cuerpo recupere la vida (vida: lo negado a otros cuerpos al imaginarlos vacíos).
Un día menguará la Luna, quizá entonces en la oscuridad logremos vernos.